Día Internacional de La Paz
Dice María Montessori que La Paz se construye en los niños, ella resalta la diferencia entre tratar de evitar la guerra y construir La Paz.
Según lo que interpreto de sus escritos, construir La Paz implica hacer los ejercicios preliminares… es lograr que los organismos vivos que la van a sostener (o sea las personas) tengan embebido en su ser la capacidad de ver al otro como una extensión de sí mismos y en ese sentido, poder respetarlos y trabajar porque se les respete.
También está documentado, y es parte de lo que resalta en sus entrenamientos de guías, el que los años de la infancia son los años formativos; ya después vienen los informativos.
¡¿Se fijan el tareón?! Visto así, y usando sus palabras, todos nosotros estamos participando en la formación del hombre.
Es grande la diferencia entre cuidar niños o enseñar niños y formar hombres.
Enseñando niños, nuestro trabajo consiste - sobre todo en la etapa que pasan en Semillas, de 1.5 años a 6 años - en que aprendan a leer, a escribir, conceptos básicos de matemáticas, geometría, geografía y ciencias; que aprendan a compartir y a no pelear. Con que “respeten” al prójimo podríamos dar por cumplida nuestra tarea.
Pero ¿qué pasa cuando reconocemos nuestro compromiso como la formación DEL HOMBRE? Y del hombre que sea ¡capaz de construir LA PAZ! Entonces se pone peliagudo: lograr que los niños pasen del respeto al RESPETO, sobre todo porque vivimos y venimos de un entorno con una inercia entre adultos de evitar la guerra, pero en el que gana el que llega primero, el que tiene más recursos económicos acumulados, el que manda, el que tiene acceso a mejores oportunidades y en el que no nos hacemos responsables de quienes caminan la vida con un paso diferente; incluso me atrevería a decir que aquellos nos estorban, en tanto no nos son “útiles”.
¿Cómo se vería en cambio, un mundo adulto en el que el anhelo fuera incluir al otro desde EL RESPETO?
Y es en esa diferencia, que se da el salto cósmico. Saber que estamos formando a los hombres y mujeres que pueden construir La Paz y sostenerla.
Tener como importante lo que es importante, aunque no sea tan popular; dar ejemplo y defender a toda costa la naturaleza humana de origen, incorporar al otro - cualquier otro - como parte de uno mismo y desde ahí tomar las decisiones con las que lo puedo afectar y transformar. Quererme a mí mismo y cuidarme con respeto y cariño, buscar siempre la manera de colaborar y de poner al servicio del bien común nuestros talentos, re valorar el ser - decente, y a las personas decentes.
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Y ¿cómo esas características construyen la paz de origen?… lo platicaremos en nuestra siguiente publicación de “El Riego”. ¡Acompáñanos!